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CONSEJOS PARA LOS PADRES DE NUESTROS JUGADORES-AS

CONSEJOS PARA PADRES DE DEPORTISTAS

Reunirlos a todos sería imposible, por tanto desde el club, proponemos enviarles este escrito para que tengan a bien leerlo.
En nuestro club creemos que los padres y madres de nuestros jugadores y jugadoras son parte muy importante y por ello queremos y deseamos que sean partícipes de nuestros proyectos cada temporada.
 ,Los Padres y madres son necesarios para su hijo-a en la práctica del deporte.
 En primer lugar son necesarios para el correcto funcionamiento del equipo y pueden participar en:
 -        Los temas organizativos: poner el coche en los desplazamientos, participar en los diversos actos sociales que organice el club, en fin, estar dispuestos  a colaborar siempre que sea necesario.
-        En el comportamiento: está claro que son un modelo a imitar y el modelo que deben enseñar los padres es la educación y la corrección para favorecer la convivencia del grupo.
 -        Enseñar a los hijos el respeto por las instalaciones y todo el material tanto el propio, como evidentemente por el de los demás. Si primero se lo enseñan a hacer en casa será  mucho más fácil que después lo trasladen en los diversos ámbitos que se muevan.
 -        Ayudar a los hijos a cumplir con los compromisos que adquieran derivados de la práctica del deporte: organizar el tiempo de manera que el hijo pueda compaginar los estudios, el deporte y demás actividades. Cuidar que asista puntualmente a los entrenamientos y los partidos. En estas tareas los padres pueden ayudarles a organizarse.
 -        Otro tema que los padres tienen que tener claro, y demasiadas veces por desgracia no es así, es que el deporte que lo hijos escogen, lo tienen que escoger los hijos, no los padres. Muy a menudo, muchos padres apuntan a sus hijos a deportes que ellos practicaron y esperan que sus hijos lleguen donde ellos no llegaron. Si el niño no elige el deporte o actividad que quiere realizar, difícilmente llegará a buen puerto, ya que al aparecer las primeras dificultades será más fácil que abandone, y en el caso que siga, en vez de ser una actividad que saque provecho, se convertirá en una carga pesada, que tampoco favorecerá para nada el grupo.

-        Resumiendo este punto, les podríamos decir  que el equipo donde su hijo practica deporte es muy importante para obtener beneficios.  Y los padres y madres son una pieza clave para que este entorno funcione mejor, y su implicación necesaria.
 El siguiente punto donde los padres son necesarios es en los entrenamientos.
 Algunos padres durante los entrenamientos se convierten en entrenadores desde la grada, criticando al entrenador, a los jugadores y en algunos casos a otros padres. Una vez más les debemos pedir que ejerzan de padres, que disfruten viendo las evoluciones de su hijo y dejen trabajar tranquilo al entrenador. Seguramente en más de una ocasión no estarán  de acuerdo con sus decisiones, pero siempre deben respetarle, y no distraer con sus actuaciones ni a los jugadores, ni al propio entrenador, ni crear conflictos gratuitos al niño, entre la opinión del padre y la del entrenador, ni llevar estos dilemas a otros padres enrareciendo el ambiente, cosa que no favorece para nada el entorno. En fin que el padre debe ser un elemento pacificador, no una fuente de conflictos.
Esto no quiere decir que cuando los padres quieran hacer cualquier consulta, no puedan hacerla, pero si que se le debe pedir que lo haga en el momento adecuado y con corrección. Por ejemplo, no es conveniente hacerlo con gritos y delante de otros padres o niños. Hay que buscar la ocasión para hacerlo con tranquilidad. Debemos pedir a los padres que den un voto de confianza a los entrenadores, al igual que confían en otros profesionales para la educación de su hijo y no se entrometen, aquí también se les debe pedir esta confianza, y que no se conviertan en padres-entrenadores.
 En otro apartado donde se les debe pedir la máxima colaboración a los padres, es con los árbitros.
 -        El árbitro es la máxima autoridad dentro del terreno de juego, y aunque en muchas ocasiones no estemos de acuerdo con él debemos de aceptar sus decisiones, y los padres deben enseñar a sus hijos a respetar esta figura.
-        Los primeros que deben dar ejemplo después de los entrenadores, son los padres, ya que si solo predicamos con palabras y no con el ejemplo, difícilmente los niños van a hacerlo. Por más errores que cometan no merecen que nadie les insulte y mucho menos que sufran cualquier tipo de  agresión.
 -        Los árbitros, como los niños, están empezando y cometen muchos errores, por eso los padres deben explicar a sus hijos que deben ser compresivos y tratar de ayudarlos lo máximo posible.
-        Las normas forman parte del juego, y sin ellas y un  juez que las imparta no sería posible el fútbol. Los padres deben enseñar a sus hijos a que las cosas a veces no salen como ellos quieren, pero que hay que levantarse ante las adversidades y volver a intentarlo.
 -        Este respeto a la autoridad, a las normas establecidas, a superar las adversidades también les servirá a los niños para la vida diaria, ya sea en la escuela, en cualquier tipo de asociación, y más adelante en la vida laboral.
 Otro momento importante para los padres y madres es el día del partido.
 -        Debemos inculcar a los padres que el partido debe ser una fiesta para la familia, un momento para disfrutar conjuntamente del evento y que a pesar de que los niños-as digan que no quieren que vengan porque les ponen nerviosos-as, es importante para ellos la presencia de sus padres y madres.

-        Que en vez de presionar al niño, den ánimos y apoyo independientemente del resultado del partido, valorando su esfuerzo.
 -        Durante el partido es importante comportarse con educación, respetando a los rivales y evidentemente al propio entrenador, evitando cualquier comentario fuera de tono.
 -        Animar de una manera correcta en todo momento, en lugar de criticar los errores.
 -        Controlar las emociones. No hacerlo, no solo es una mala imagen para ellos y sus hijos, sino que se daña la imagen del club que en estos momentos representamos.
 -        Dejar las cuestiones técnicas y tácticas a los entrenadores y los jugadores. Muchos padres se pasan el partido dando instrucciones, muchas veces contrarias a las del entrenador creando un caos en el niño. La labor de los padres se debe limitar a animar y estar al lado de sus hijos. Lo demás no les compete.
 -        Cuando ha terminado el partido, es el momento de felicitar al niño, sin empezar a discutir jugadas, errores que ha cometido o cualquier otra circunstancia del partido.
 -        Dejar que el niño saque sus emociones, estar a su lado, y hacerle ver que como padres, el resultado del partido es indiferente, que no por lo que ha hecho durante el partido va a cambiar el amor y cariño hacia él.
 -        En el caso de tener que hablar con el niño o con el entrenador de algún tema referente al partido, esperar el momento durante la semana cuando se hayan enfriado los ánimos y se pueda hablar con la tranquilidad y objetividad necesaria del tema.
Y para finalizar decir que todos estos sacrificios no serán en vano, ya que su hijo-a va a sacar unas contraprestaciones muy importantes para su educación.
-        Beneficios físicos para la salud. No hace falta enumerar todos los beneficios que produce la práctica de deporte.
 -        Fomentar el hábito de hacer ejercicio en la infancia es más probable que haga deporte al ser adulto.
 -        Ocupar el tiempo libre haciendo deporte es una forma de prevención de que lo ocupe de otra forma menos sana.
 -        Aprende a trabajar en equipo, ser solidario, responsable. En algunos casos el deporte sirve de integración a algunos jóvenes y aprenden a respetar y cumplir unas normas a las cuales no están acostumbrados.
 -        Aprender y perfeccionar técnica y tácticamente un deporte que le gusta.
 -        En estas edades la práctica del deporte con entrenadores preparados, se desarrollan aspectos psicológicos como:
 -        La autoconfianza.
 -        La autoestima.
 -        El autocontrol.
 -        Saber aceptar el éxito y el fracaso.
 -        La atención y la concentración
Para resumir y sacar una conclusión final, en el deporte, si cada uno cumple con su cometido y todos juntos  trabajan en la misma dirección se pueden conseguir beneficios muy importantes para la educación de los niños en un presente y de cara al futuro. Convirtiéndose al mismo tiempo en una experiencia gratificante  y que todos pueden sacar provecho.

Y por último, comentarles que en mi larga carrera entrenando equipos y jugadores-as la siguiente frase en mayúsculas que les pongo, no sirve para nada, y les explico porqué:

¡CASTIGADO! Esta semana ni entrenas, ni hay partido, así aprenderás…
Todos conocemos esta frase pero, ¿sirve de algo? Sabemos la gran lista de beneficios físicos que tiene el deporte:
– fortalece los músculos y huesos.
– previene la obesidad.
– previene el riesgo de enfermedades tales como la diabetes.
– puede corregir posibles defectos físicos.
– ayuda a coordinar movimientos.
– estimula la higiene y la salud.
– duermen mejor…
Pero, ¿y cómo herramienta educativa y psicológica? El cerebro de un niño/a deportista es más activo, la atención y la concentración toman protagonismo, escuchan, asimilan, actúan según directrices de sus entrenadores y a la vez se centran en movimientos sin perder de vista a sus compañeros. Es su día a día en el entrenamiento.
Su práctica fomenta el ser perseverante, tolerar el error propio y el de los compañeros y aprender de ellos como parte del proceso de aprendizaje. Los niños se sienten de este modo protagonistas activos de su aprendizaje repercutiendo de una manera valiosísima en su autoconfianza, auto concepto y autoestima, compañeros de viaje a lo largo de todas sus vidas.
Cada día que privas a tu hijo/a de la práctica deportiva impides su desarrollo físico, mental y de su larga lista de beneficios. Desde pequeños la clave es establecer los límites con firmeza y alternativas educativas ingeniosas para que el castigo sea la excepción y no la regla. En muchos casos, el castigo extingue la conducta de manera puntual, pero la raíz del problema no se soluciona y muchos niños/as siguen “haciéndola” cuando pueden o cuando creen que no les ven.
El castigo de moda: “Te dejo sin…” Está demostrando que no es efectivo y de allí conocidas expresiones: “le da igual que le deje sin…” Porque para que sea castigo educativo tiene que suponerle un esfuerzo, algo que le ayuda a auto controlarse.
Si le castigas sin ir a entrenar no sólo no hace el esfuerzo que tenía que hacer para desplazarse, sino que además deja de hacer lo que estaba haciendo, no cumple con el compromiso que tiene con sus compañeros etc… Es decir, estás fomentando la no responsabilidad.
Reflexión:
Pautas claras y dialogo en el momento adecuado para transmitir las normas es la clave para un nuevo comienzo.
Aprenden a socializarse con nuevos compañeros, a ganar y compartir triunfos, a perder y saber tolerar la frustración, a experimentar emociones, a controlar la impulsividad en unos casos y vencer la timidez en otros, a reducir la ansiedad; a respetar las normas, al entrenador, a los jugadores rivales y a los árbitros. Aprenden a aumentar su confianza (porque de cada uno depende el resto del equipo), se crean lazos de ayuda entre ellos, se fomenta la colaboración, se promueve una mejor gestión del tiempo al tener que estudiar o hacer deberes, les enseña a fijar metas, les desarrolla habilidades como el pensamiento estratégico, la capacidad de liderar, se les desarrolla pertenencia a un grupo con intereses y objetivos comunes, se les enseña a ser responsables y a cumplir con lo que uno se compromete y se comienza a desarrollar el hábito deportivo.
Entonces, desde mi punto de vista como padre, como entrenador y como coach deportivo, ¿qué ganas castigando a tu hijo sin entrenar o jugar? ¿Tendrá más tiempo para estudiar?
Posiblemente sí, pero ¿usará ese tiempo para ello? Los expertos dicen que hay un límite, que cada 45 minutos se debe dar un descanso, ¿entrenando a media tarde en lo que les gusta y les motiva? Si tu hijo está muy comprometido con el grupo, con su deporte, con darlo todo entrenando…
¿Qué mensaje le estamos dando si le quitamos, por ejemplo, el partido? ¿se ha esforzado? ¿ha cumplido con su compromiso? ¿Crees que debería obtener su premio y apoyarlo el sábado en la competición? El día es sobradamente largo para que dé tiempo a todo, sólo hace falta un plan de acción para que organicen su tiempo, para que aprendan a hacerlo. Dejemos que desarrollen su talento, que experimenten para encontrarlo. No digo que vivan del deporte y menos del nuestro, aunque quién sabes si algunos se ganarán la vida con esto el día de mañana…ya sea jugando, entrenando, arbitrando etc. Lo que sí creo es que esta forma de aprendizaje les puede aportar otras muchas cosas en su vida. Nuestra educación está hecha para sacar personas en serie con un pensamiento y habilidades comunes. Empecemos a dejar volar el talento de las personas para que luchen por sus sueños.
¿Os preguntáis que notas sacaban Rafa Nadal, Miguel Induráin, Michael Phelps, etc…? ¿Y si sus padres hubieran coartado su talento por un par de suspensos de mates? Lo que la sociedad se hubiera perdido…
Pensar que cuando castigáis a vuestro hijo, castigáis a todo el grupo: al entrenador y a los padres que no lo hacen. Porque todos somos una gran familia con la que nos comprometemos al inicio de la temporada y si un miembro de ella falla, todos lo sufrimos.

Alguien tiene que sentarse en el banquillo. ¿Algunos, nunca?
Uno de los principales valores que puede desarrollar el deporte colectivo es trabajar en equipo. Esto supone, en primer lugar, aceptar que no eres tú solo, sino que tienes que cooperar con tus compañeros y adaptarte a la directriz común que el entrenador señala, que puede no ser la que a uno le gusta. Hay chicos y padres que lo comprenden bien desde el primer momento. A otros les cuesta más. Muchos lo entienden cuando les favorece, pero no cuando les perjudica. Algunos no llegan a comprenderlo, o no quieren comprenderlo, y van a su bola. Estos últimos, salvo que sean verdaderamente excepcionales, e incluso siéndolo, es difícil que avancen y lleguen lejos. La cooperación y el sentido de equipo son clave; y tarde o temprano, tanto en el deporte como en otras facetas de la vida, todos necesitamos ayudar y ser ayudados, por lo que aprender a trabajar en equipo es algo muy valioso.

Uno de los asuntos más relevantes en un equipo deportivo es el de la titularidad y la suplencia. Según pinte, es una de las principales fuente de satisfacción, descontento o queja de jugadores y padres. En la gran mayoría de los casos, los que juegan más en los partidos (y sus padres) están más satisfechos que los que juegan menos (y sus padres). Es lógico. Lo que los jugadores quieren es jugar. Para eso están ahí. Algunos se sienten cómodos jugando poco, pero son una minoría. Si estás en un equipo de fútbol, vas a entrenar dos, tres o cuatro días a la semana y tienes un partido los sábados, lo que quieres es jugar ese partido; y si puede ser entero, mejor. Una sana aspiración que denota interés y motiva para esforzarse y ganarse el puesto; pero que si no se satisface mínimamente, puede provocar frustración, desmotivación y el abandono de la actividad. Como es obvio, no todos los jugadores de la plantilla pueden jugar siempre todo el partido; pero si un chico apenas juega, sobre todo en las edades más tempranas, lo normal es que se aburra, se enfade, se desanime, y si tiene otra alternativa que le atraiga, pierda interés por el deporte y acabe retirándose.

Ahora bien, los chicos deben disponer de tiempo de juego en los partidos siempre que se lo ganen. En ocasiones, la idea de que todos tienen que jugar con independencia de su nivel deportivo ha sido mal interpretada. He visto defender que cuando se trata de chicos pequeños, en los partidos tienen que participar todos aunque falten a entrenar sin causa justificada, se pasen el entrenamiento molestando a los demás, desobedezcan al entrenador o no se esfuercen. Un gran error educativo. Jugar es el premio que hay que ganarse con el comportamiento y el esfuerzo durante la semana. Se puede admitir que un niño tenga menos condiciones o juegue peor que los compañeros, pero no que falte, sea impuntual, se comporte mal o no se esfuerce dentro de lo razonable. Si se pretende que el deporte no sea simplemente una actividad de ocio, sino una poderosa herramienta educativa para el propio deporte y la vida en general, es clave vincular la participación en los partidos a estos elementos. Si el chico cumple, se comporta correctamente y se esfuerza en los entrenamientos, se le premia con un tiempo de juego razonable. Si no es así, no se le puede equiparar a los compañeros que cumplen, se comportan y se esfuerzan. La lección pretende que el muchacho aprenda que el premio tiene un coste que depende de él, que se debe respetar a los compañeros que cumplieron y que podrá jugar cuando cumpla como ellos. Asimismo, es muy conveniente que sea el que sea el nivel deportivo, todos los jugadores pasen por el banquillo y vivan esa experiencia. Así, aprenderán a estar en un equipo remando desde las posiciones que menos gustan y comprenderán mejor a los compañeros que en su momento sean suplentes.

El club y el entrenador deben decidir cuáles serán los criterios sobre la titularidad/suplencia y el reparto del tiempo de juego que aplicarán en sus equipos, y explicárselo bien a los deportistas y a sus padres desde el primer momento. Una regla básica: no mentir. Algunos entrenadores dan falsas esperanzas diciendo, por ejemplo: “si entrenas bien, vas a jugar de titular”, cuando en realidad tienen claro que no cuentan con ese jugador porque en su puesto hay otros dos en los que confían más. Aunque no guste oírlo, y para el entrenador resulte más violento decirlo, jugadores y padres aprecian más la dura verdad que una mentira esperanzadora que tarde o temprano se descubrirá. La verdad permite que cada uno asuma su situación con realismo, y a partir de ahí, decida y actúe. “Si mi hijo y yo sabemos que el entrenador no cuenta con él, nos podemos plantear cómo aprovechar mejor la temporada sin llevarnos un disgusto cada semana cuando vemos que el chico no está en la alineación”, me dijo Arturo, padre de un futbolista de 16 años que apenas jugaba a pesar de las promesas que le habían hecho cuando le ficharon.

La participación en las competiciones es fundamental en cualquier edad, ya que de otra forma, la motivación y el esfuerzo de los deportistas decaerán. Lo más apropiado es que en las edades más tempranas, la titularidad y el tiempo de juego se vinculen al cumplimiento en los entrenamientos, el esfuerzo, el compañerismo y el buen comportamiento, que deben predominar sobre el nivel deportivo; y que este último adquiera más peso progresivamente, en la medida que los deportistas maduren. A partir de la categoría cadete (15-16 años), y sobre todo en la etapa juvenil/junior (a partir de los 16 ), los chicos deben exponerse a la realidad de su deporte (por ejemplo, jugar poco) y aprovecharla para endurecerse y crecer. Sea este o cualquier otro el criterio a seguir, los clubes/entrenadores deberían informar a los padres sobre su política de titulares/suplentes y reparto del tiempo de juego, de forma que estos puedan comprender las decisiones del entrenador y ayuden a que sus hijos entiendan, acepten y sobrelleven su situación actuando de la mejor manera posible para aprovechar la experiencia. Y si los clubes/entrenadores no lo hacen, es muy oportuno que los padres lo pregunten.

(“No por ignorar la lluvia, deja de caer el agua”. Se quiera o no, los padres son parte activa del deporte de sus hijos. Darles información y tener una comunicación abierta con ellos son aspectos fundamentales para que se involucren favorablemente y sumen).


Chema Buceta
25-1-2015

VALORES DEL DEPORTE (VIDEO):









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